sábado, 31 de julio de 2010

SE NOS ESCAPAN EN SUEÑOS LAS PALABRAS.

Se nos escapan en sueños las palabras.

Mudo,
ajeno,
enmascarado detrás de una sonrisa,
camino entre los ritos urbanos de la gente
y siento frío.

El mundo se nos escapa de las manos,
compañeros;
se nos evade
en conflictos ajenos,
efímeras verdades,
jactancias infinitas…

Mucho frío.

Pájaros de papel nos hablan de la vida;
pero la vida…

Se nos escapa la vida entre las manos;
nos recorre,
ausente de nosotros,
mientras aguardamos el metro que nos conduce a la oficina,
en la mirada vana que no busca a ninguno,
en esa hora tonta que no hay con que llenarla,
en el tedio,
en las rutinas…,
por esa senda ciega
en la que el corazón
no habla.

Y es que hace frío.

Se nos escapa la existencia sin mirarnos.
Absorta,
el alma se nos asoma por los ojos
al pájaro que trina,
al tranquilo oleaje de la hierba en el valle
al caer de la tarde,
al sol que se desangra detrás la colina,
a ese soplo de brisa
que mece
las hojas del naranjo,
al tordo en su enramada,
al remanso en que el río
adormece sus aguas
bajo el claro de luna,
y no nos lleva dentro.

Se nos escapa el alma, compañeros.
Se nos escapa…
Se nos escapa...


EL MILAGRO ES ATREVERSE A VIVIR.

El milagro es atreverse a vivir,
a ser tú mismo;
a saber que la rosa es la rosa
sin que nadie lo diga;
a habitar la mañana
sin horarios,
sin citas…

El cielo y el infierno carecen de fronteras,
y por eso
se juntan.
El hombre marcha en medio,
sin miedo,
sin testigos,
solo;
sin Dios que le acompañe
ni hogar que le reciba.

Y a veces,
hace frío.

Pero a él le pertenece
la eternidad del tiempo,
el jilguero en la rama,
el abrazo perdido,
el bramido silente del despuntar del alba,
la amargura del hombre del final de la barra,
esa nube que queda suspendida en el aire
pasada la tormenta,
la caricia que rueda de una mano sin nombre,
los murmullos del aire,
las canciones del viento,
los gritos del silencio
y el sueño inabarcable de todo lo infinito.

Y aunque marchamos solos
compañero,
me sigues
y te sigo.

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